Entre los compositores de música culta que escribieron obras inspiradas en este ritmo están Wolfgang Amadeus Mozart y Ludwig van Beethoven, con su colección de doce danzas publicadas en 1803, en especial la n.° 7 y la n.° 11, que utiliza al final del ballet Las criaturas de Prometeo (1801).
De especial importancia fueron las contradanzas en Hispanoamérica a lo largo del siglo XIX. «Dado su origen aristocrático, la contradanza es diversión de gente culta pero en Cuba desciende gradualmente hasta el pueblo que le dá un carácter típico» con autores como Manuel Saumell y el continuador de su obra, Ignacio Cervantes, según dicen los músicólogos Salas y Pauletto.La Habana fue uno de los centros de difusión de este género más importantes, en parte debido a la expansión por el Caribe, de bailes afroamericanos asimilables como la calenda.
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